Para comprobar que solo es una creencia y que no se sostiene, solo hay que ir al momento presente. Aquí se experimenta que todas estas ideas sobre mi aparecen y desaparecen. Asi que si son tan volátiles, es porque en realidad no existen. El yo es una historia que nos contamos a nosotros mismos y nos la creemos, pero si te pones a buscar este yo verás: nunca lo vas a encontrar porque realmente no existe.
Lo que sí queda es el Yo con mayúscula, la Conciencia que soy; aquello que permanece siempre. La identidad del yo (pequeño) que creo ser va variando – aparece y desaparece. Yo soy ese Yo que siempre está percibiendo este momento, sin agregarle nada, ningún pensamiento que lo describa, solo percibirlo, nada más.
Todos los estímulos mentales y sensoriales están siendo percibidos por la Conciencia; detrás no hay un “ente percibidor”, solo el verbo PERCIBIR – nada que percibo ni nadie que lo perciba, objeto y sujeto se funden, devienen Uno. Eso es la fuente, el origen, la Conciencia, lo que somos.