De distintas formas, con distintos matices, con distintas intensidades, en distintas situaciones, pero todos estamos buscando estos tres objetivos: paz, amor y belleza. Lo busco fuera de mí, en objetos, como en comprarme cosas, en consumir cosas, en relacionarme con personas, y empezamos a ver que eso que yo busco, me satisface en algunas oportunidades, pero no estoy con esa sensación de bienestar de forma permanente.

¿Podemos encontrar la belleza, el amor, la paz siempre?

La respuesta es sí. Esto a nuestra mente le parece imposible. “Esto es fantasía, ilusión, no es cierto, no puede ser”. De la forma en que la mente la busca, no. Porque la mente siempre va a buscarla en objetos, en situaciones externas. Mientras que esa paz, esa belleza y ese amor, es lo que somos, es lo que existe, es la realidad de la existencia. Este es el gran secreto, totalmente a la vista, pero desconocido por la mayoría.

¿Por qué no se sabe esto? No se percibe  debido al “ruido” constante de pensamientos que me aseguran que este bienestar hay que buscarlo fuera. Cuando en realidad está dentro. Existe, ya somos ESO.

Si yo veo algo bello, ¿por qué lo veo bello? ¿Por qué digo, ¿qué bello que es eso? Pensamos que es por el objeto, pero no. Es por la ausencia de dos actividades mentales. Una es, no rechazo nada de eso que estoy viendo, y la otra es, no deseo nada, desear significa querer algo que no estás existiendo.

En realidad, la belleza es la ausencia del pensamiento que desea o rechaza algo de aquello que está percibiendo.

Entonces la mente al no desear ni rechazar nada sobre eso, percibo que tiene todo, es todo lo que ES, y la sensación que tengo cuando miro sin la intervención de la mente, es como si se fundiera, se unifica, y esa es la sensación de belleza que percibo. Es la ausencia de la actividad mental en ese estimulo, entre lo que veo y quien lo ve, que soy yo.

También sucede con las personas, con las relaciones cuando hablamos del amor, como una manifestación. Pasa lo mismo que con la belleza. Yo cuando digo, amo a alguien o a algo, lo que he hecho es no rechazar nada de esa persona, ni desear nada. Porque en el momento en que rechazo algo, no la estoy amando y en el momento en que deseo cosas que no tiene, pues tampoco la estoy amando tanto. Por lo tanto, cuando digo, lo amo, estoy enamorado, estoy encantado, estoy fascinado, ¿qué significa? Tiene todo, no deseo nada y no rechazo nada porque justamente tiene todo lo que me agrada, no es que lo tenga, es que yo no deseo nada ni rechazo nada. ¿Se entiende la diferencia? No es aquello externo lo que hace que yo la ame ni es aquello externo lo que hace que lo perciba bello. Es la ausencia de pensamientos de rechazo o de deseo. Entonces, todo puede ser bello y todo puede ser amado.

Y si hablamos de la paz pasa lo mismo. ¿Cuándo estoy en una situación de paz? Cuando no estoy rechazando nada ni estoy deseando nada más que lo que esté sucediendo. Entonces siento la sensación de paz.

La sensación de paz está en mí, la sensación de amor está en mí, la sensación de belleza está en mí. Se conecta a través de los estímulos producidos por los sentidos siempre cuando la mente no se activa. Así es como podemos encontrar en todo la paz, en todo la belleza y en todo amor.