La meditación verdadera es el estado natural del Ser que se puede experimentar. Lo importante es nuestra actitud – que sea abierta, inocente –  no la técnica: una técnica ayuda pero no logra el despertar. No hay que controlar ni manipular la mente ya que el despertar es un estado que no requiere ningún esfuerzo ni disciplina.

Si la mente guía nuestra experiencia por definición no llegaremos al despertar, al estado natural del Ser, dado que se trata de ir más allá de mente. El despertar es despertarnos de la mente, despertarnos del ego. Cuando usamos una técnica o una disciplina muchas veces logramos calmar la mente, relajarnos, sentirnos bien, pero al dejar la técnica todo vuelve.

La meditación es una investigación de lo que ocurre cuando dejamos de controlar y permitamos que todo sea tal como es. La meditación va más allá de la mente, del ego e incluso del propio meditador. Sí, al final incluso el meditador desaparece una vez soltadas las técnicas, los métodos, para experimentar el estado natural del Ser.

Las técnicas y los métodos son del ámbito de la mente y ocultan el estado natural del Ser. Son adecuados para traer la mente al presente, para reunir energías y estar en el Aquí y Ahora. Muchas veces se convierten en un fin más que en un medio. Para despertar no hay que quedarse en las técnicas. Hay que pasar a permitir que todo sea tal como es. El objetivo es permitir que todo sea  tal como es. Es darse cuenta que el Silencio, la paz, ya estaban allí. Hay que dejar de intentar llegar a la paz y al silencio porque es acción de la mente y del ego.

Si permito que la experiencia sea la que es y no hago ningún esfuerzo por cambiarla, comienzo a experimentar un subyacente estado natural de Ser, de forma sencilla y espontánea. Es un estado inocente, sin esfuerzo ni disciplina (control).

Para despertar hay que desidentificarse de los pensamientos, de las sensaciones del cuerpo, de la mente, de la personalidad, y descansar en el estado natural del Ser. El despertar no llega con comprensión intelectual, ni palabras, ni conceptos, ni teorías, ni teologías. El pensamiento y la mente no son un problema. El problema es nuestro apego a la mente y el creernos nuestros pensamientos.

Cuando nos deshacemos de la mente aparece la revelación, es la aparición de una sabiduría espontanea. Permitir que todo sea tal como es, es el mayor acto de fe. Entrar en un estado natural es lo contrario a controlar, a disciplinarse. La paz y el silencio que buscamos ya existen en nosotros. Necesitamos hacernos conscientes. Entregarnos y después descubrir y experimentar qué sucede. En esto consiste despertarse, …. meditar de verdad, más allá de las técnicas.