¿Eres una de estas personas que van estresadas por la vida, sumergidas constantemente en sus pensamientos, trabajando, haciendo planes, con sus preocupaciones y miedos, con sus ilusiones o en sus recuerdos? ¿Y mientras estás ocupad@ con tu mente va pasando la vida y tienes la sensación que te la estás perdiendo? Dejar de creer en lo que te dicen tus pensamientos es la solución.
Tabla de contenidos
¿Cómo hacer para estar presente?
Liberarse de las historias de los pensamientos a medida que surgen, perduran y se disuelven es la llave. Mientras atendemos a nuestros pensamientos, nos estamos perdiendo el momento presente. Hace falta aprender a dejar a los pensamientos que existan tal como son, sin hacerles “caso”, sin llevar la atención a ellos, sin darles energía. Relajarse y dejarlos pasar – de hecho, al retirarles nuestra atención, pasan solos – sin importarnos las historias que cuentan.
Meditar es soltar la mente
Si no nombras, describes, controlas, modificas – todas son actividades llevadas a cabo por la mente – lo que queda y permanece cuando estás presente sin actividad mental te revelará la naturaleza de la Conciencia, aquello que realmente somos. Este es el estado meditativo al que se refiere la Meditación Advaita.
Vivir desde mi inteligencia interior
Uno de los beneficios de este estado meditativo es que al no creernos ni identificarnos con los pensamientos, uno se vuelve más eficiente en las situaciones y desafíos. Aprendemos a no responder desde la mente condicionada que desea y teme, sino desde la inteligencia que actúa a través de nosotros sosteniendo la Vida.
Respuesta de la Meditación Advaita
Nuestros pensamientos no nos dicen la verdad, están demasiado condicionados. Estamos tan identificados y apegados a los pensamientos, que pasamos por alto aquello que está antes, durante y después de los pensamientos: el silencio, la conciencia, lo que realmente somos.
Si no hay pensamientos no hay nada que nos distraiga. Entonces sí, podemos percibir de forma natural una presencia sutil, la sensación de Ser, Silencio – somos ESO, lo que permanece cuando la mente se ha aquietado.
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Me ha parecido muy esclarecedor y práctico muchas gracias Eduardo